sábado, 20 de agosto de 2011

Las chilindrinas de Tomás Seral y Casas

Son muchas las ciudades españolas en las que la vanguardia tuvo su protagonismo, generalmente vinculada a una autor que ejercía de dinamizador de la vida cultural de la ciudad. Es el caso de Zaragoza y el poeta y prosista Tomás Seral y Casas (Zaragoza, 1909-Madrid, 1975). Desde muy joven estuvo vincualdo a las distintas empresas periodísticas de la capital aragonesa. Así encontramos su firma en Vida aragonesa, Cierzo, La Voz de Aragón o Noroeste de la que sería dierector. Fundamental para el desarrollo de la vanguardia, la colección de libros "Cierzo" es una interesante inicativa suya en la que participaron, entre otros, un jovensísimo Ramón J. Sender o Benjamín Jarnés . Además, no fue ajeno a las nuevas manifestaciones artísticas como el cine. No sólo ejerció la crítica cinematográfica sino que fue uno de los animadores del Cine club de la ciudad a principios de los años treinta.


En su obra poética anterior a la guerra civil podemos apreciar la clara influencia del surrealismo, tamizada por la obra de Alberti, Ernesto Giménez Caballero y Ramón Gómez de la Serna , el neopopularismo Así su libro Mascando goma de estrellas, sugerente título publicado en la editorial CIAP en 1931, es la aportación Seral y Casas a la poesía surrealista de vanguardia. Poemas dedicados a Dalí o Charlot se entremezclan con fotomontajes del autor que hacen de estos "poemas bobos", como él mismo los denominó, una curiosa pieza poética. También vanguardistas son los caligramas que incluyó en un libro en el que se mezclaban prosa y verso con el título Sensualidad y futurismo. Sin embargo en los Poemas del amor violento de 1933, Seral se inclina por la lírica neopopularista, en la línea de los romanceros cultivados en esas fechas por Lorca o Gerardo Diego. Su poemario póstumo Cadera del insomnio, publicada precisamente por Cierzo en 1935 y con una valiosa portada de Maruja Mallo, no recuerda la intensidad amorosa de La voz a ti debida de Pedro Salinas. Paralelamente cultiva la prosa de vanguardia en la novela Héctor y yo publicada en 1928 y en la que se apuntan algunas frases ingeniosas que años después daran lugar a sus Chilindrinas. Se trata de un género literario inspirado en las greguerías ramonianas. “Cuando la imagen poética se siente nudista nace la verdadera chilindrina”, afirmaba Seral y Casas. Leamos algunos ejemplos:

"Las hojas caen en otoño como mariposas sin alma”, “Los hombres calvos son en las reuniones los campos de aterrizaje de las moscas”, “En los pianos de cola es donde se ve más claro que los pianos tienen boca de tiburón”, “El auricular telefónico está siempre suspendido, como secándose de los chaparrones de palabrería”. “Cuando espantamos las palomas, nieva al revés”


Más tarde aparece su libro misceláneo Sensualidad y futurismo, que combinaba prosa y poesía de vanguardia.En la posguerra se trasladó a Madrid donde inmediatamente se introdujo en los ambientes más renovadores de la vida literaria madrileña. También destacó como galerista y editor, fundando librerías convertidas en espacios de difusión de pintura avanzada y de reunión de artistas tanto en Zaragoza como en Madrid y París. Su editorial «Clan» publicó, entre otros, Violento Idílico (1949), del poeta surrealista Miguel Labordeta. Creó la «Sala Libros» en Zaragoza (1940) y en Madrid, sucesivamente, la galería y librería Clan (desde 1945), la «Librería Club» (1950), «Fernando Fe» (1955) y «Salas Seral». Funda la revista Índice que posteriormente, ya bajo la dirección de Juan Fernández Figueroa, se convertirá en punto de referencia de lo que Jordi Gracia denomina "resistencia silenciosa" dentro de la cultura oficial franquista. En París inauguró en 1955 la «Librairie Cairel» para regresar poco después a Madrid, donde murió en 1975. Sin ser un autor de primera fila no cabe duda de que Tomás Seral y Casas tamibién forma parte, aunque algo tardío, de esa Generación del 27 con la que compartió gustos estéticos, iniciativas culturales y ese aire de época que le marcaría hasta el final de sus días.

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